3 juin 2009

Un viejo que leía novelas de amor : "era como uno de ellos pero no era uno de ellos"

Durante mi última estancia en la isla portuguesa de Madeira, necesitaba sellos. En la Oficina de Correos, mientras esperaba con resignación mi turno, vi libros que vender en un expositor. Eran libros do plano nacional de leitura LER+. Un pequeño libro me hizo guiños : era como uno de ellos pero no era uno de ellos.

Desde su tapa verde y negra diez letras grandes - S e p ú l v e d a - me miraban : y acercándome pude ver el título o velho que lia romances de amor . ¡Qué sorpresa! traducido al portugués, el libro que nos acompaña siempre en nuestras clases de español en T.I.A. a 2000 kilómetros de este lugar de cuyo nombre me acordaré siempre... hojeé el libro y vacilé en comprarlo pero al leer el prefacio especial de esta edición portuguesa no pude resistir más : así que el libro lo tengo aquí delante de los ojos.

En el prefacio - dedicado a su amigo el viejo - el propio Sepúlveda nos revela cómo dio a luz a su obra : desde un encuentro de una sola noche durante una tremenda tempestad en 1978, en una choza de la Amazonia, hasta un parto diez años más tarde en Aratore (Croacia) y Hamburgo, no fue común la gestación. Digamos más en serio que la lectura de este prefacio pone de manifiesto que la creación literaria no es un camino recto que se recorre con un Gps y etapas en lugares bien determinados de antemano.

Por supuesto, sin la larga estancia de Sepúlveda entre los Shuar de la selva amazónica no hubiera salido la novela...un día cuando el autor iba a caza con su compadre Nushiño, se desencadenó una terrible tempestad y tuvieron que refugiarse , después de unas horas de difícil caminata, en una choza de un viejo blanco - pero de dónde venía aquel hombre ?- .

Este Viejo compartió con ellos todo lo que tenía y ofreció a Sepúlveda su hamaca durante la noche, mientras, él, leía de pie con una lupa, una novela de amor. Como el sueño no le venía, Sepúlveda leyó una de esas novelas de amor que el viejo guardaba en un estante. Era la primera vez que Sepúlveda leía un libro desde su llegada a la Amazonia. Sin embargo había traído unos libros en la selva : Las Venas Abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada de Pablo Neruda , pero no los había abierto de tan "ocupado que estaba en leer la selva". Al amanecer Sepúlveda escribió sólo una frase en un cuaderno: "El Viejo que Leía Novelas de Amor".

Luego Sepúlveda se despidió del Viejo, de los Shuar, de la Amazonia... y siguió su vida de desterrado por el Nicaragua, Europa... y en 1987 Sepúlveda se encuentra en una isla croata como guionista de emergencia durante un rodaje de película... pero hubo un contratiempo y el rodaje fue suspendido unas semanas..

Mientras sus compañeros vivían en hoteles, él - un exiliado, que era como uno de ellos, pero no era uno de ellos - había alquilado una casa sin electricidad. Y una tarde se desencadenó una tempestad, oía llover, bebía - no aquel aguardiente Frontera - sino slibowitz... y en la mente de Sepúlveda surgió de nuevo todo lo ocurrido en la choza del Viejo.

Así que esta tempestad desempeñó un papel un poco parecido a la magdalena de Proust, pero en un ambiente muy diferente... Al amanecer del día siguiente empezó a salir de una noble, "arruinada y mucho viajada máquina de escribir" la primera novela del autor .

 
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